martes, 5 de noviembre de 2013

Excavaciones arqueológicas y daños colaterales



“-En la segunda estantería hay cajas que contienen restos de la Unidad Estratigráfica 250. Ahí debe estar lo que buscas…
Me dirigí a ella, saqué la caja llena de mierda (cómo se nota que los arqueólogos tenemos un presupuesto de risa) y la abrí. Correspondía a los restos óseos de un  individuo hallados en una tumba de época romana, siglo II, momento en el que ya era frecuente el ritual de inhumación…
-Has tenido suerte, es un cadáver que se conserva bastante…tienes para escoger…
Ella se acercó y con esa cara de guarra acentuada por los ojos saltones que tiene eligió una tibia. Sonrió y me dijo:
-métemelo por donde prefieras. Te dejo elegir.
Así transcurrió la mañana hasta que tenía todos los agujeros del cuerpo cubiertos… el coño, el culo, la boca, los dos orificios de la nariz y las orejas. Le iba sacando un hueso u otro para meterle mi polla dura, estaba cachondo por ver tanta degeneración en un lugar amado para mí, como es un laboratorio de arqueología…. La cogí en brazos para ponerla encima de la mesa tirando todas las muestras de mandíbulas que habíamos sacado de la excavación del verano pasado y la ponía boca arriba para follarle el coño, mientras que le metía y sacaba la tibia por el culo… después boca abajo, para follármela por el culo y restregarle el hueso por el clítoris…”


Son los recuerdos de tiempos anteriores que me venían a la cabeza mientras que daba la clase de Arqueología III a los putos alumnos de tercer curso. ¿Qué nuevas generaciones son estas? La mayoría de mujeres de la clase son gordas, con el pelo grasiento, con papada, se sientan todas juntas y entre clase y clase se leen los malditos libros de arqueología que recomiendo… y lo que más me indigna es esa cara que tienen de no haber follao en su vida… No sé lo que es pero hay algo que idiotiza cada vez más a los universitarios. Miré el reloj, era la hora y salí de clase sin acabar la frase todavía con los recuerdos en la cabeza… Fui a ver si tenía su número. Lo tenía. ¿La llamo? ¿Será el mismo?
La llamé, le dije que era yo y que si quería sentir todo lo duro que pudiera meterle dentro del cuerpo. Se partió el culo y me dijo que por supuesto...
A las tres horas y media la esperaba en el laboratorio. Llamó a la puerta, la dejé pasar, y enseguida empecé a estrujarle las tetas y acariciarle el coño para ponerla cachonda. Esta vez conseguí meterle una tibia y un húmero por el coño. Chillaba de placer.
-¡¡¡Cállate me cago en dios que nos van a oír!!!
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Ahora me parto el culo recordando esas gilipolleces. Me encuentro en la clase de prácticas 2.15, con el grupo B de Arqueología III, que curiosamente son todas esas gorditas vírgenes de pelo grasiento. Bendito plan Bolonia. Nunca pensé que la gilipollez de dividir los grupos para hacer “prácticas” en clase me beneficiaría tanto. Las cajas correspondientes a las Unidades Estratigráficas 143 y 167, procedentes de la excavación de este verano, están esturreadas por el suelo, manchadas de sangre y de flujo… (a ver cómo coño limpio esto… si llego a saber que iban a sangrar tanto las desvirgo antes… aunque no sería lo mismo…) una está encima de la mesa, con la espalda apoyada y las piernas en el aire, dejando su coño lleno de michelines a la vista, mientras que otra le mete la punta del fémur. Sus tetas flácidas se mueven conforme el hueso entra y sale, y la gorda está flipando de gusto. Me está encantando verla sangrar de esa manera, ver cómo el revienta el himen con el hueso polvoriento y asqueroso de ese individuo de la caja de la Unidad Estratigráfica 143. Me encantaba la sangre pero nunca pensé que ver sangrar a esa gorda de mierda mientras me follo a la tercera de las gordas que también sangra me pondría tan cachondo.
-Y yo?
Decía la cuarta de las gordas.
-Tú mastúrbate…tócate el coño y acaríciate las tetas mientras ves disfrutar y sufrir a estas empollonas de mierda. Y ve abriéndole el culo a tu compañera con las falanges que hay encima de la mesa porque de aquí a poco le voy a penetrar con la polla llena de sangre del coño de esta guarra… Métele todas las que puedas.
Al final iba a ser bueno que tuvieran cara de no haber follado en su vida…
En ese momento entró una de las conserjes de la segunda planta porque el vedel de la primera la había mandado a comprobar los aparatos de aire acondicionado de las clases 2.15 y 2.17. Podéis imaginaros la cara de gilipollas que se le quedó. A mí no. Yo ya sabía que eso ocurriría de un momento a otro, al fin y al cabo llevaba demasiados años con la costumbre de meterle huesos de las excavaciones del verano por el cuerpo a las alumnas de cada curso… aunque no había llegado nunca a hacerlo con cuatro a la vez en horario de prácticas en la propia universidad y con la clase abierta  a las diez de la mañana. Decidieron no divulgar nada para no manchar la imagen de la Universidad (siendo como son los medios, a saber qué dirían…no se puede fiar uno de ná) pero a mí me echaron y no pude seguir ejerciendo mis labores de docente, de investigador ni de arqueólogo. Fue un silencio absoluto.
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Dos años después, yazco en el suelo, con el cuerpo totalmente inmóvil por la paliza que una de las gordas me acaba de meter con un bate de beisbol. La cabrona con la cara de empollona que tenía es una psicópata, se ha enterado de donde vivo y ha aguardado en mi jardín para esperar a que yo llegara, colarse en mi casa y meterme una paliza hasta dejarme sin poder mover un solo músculo de mi cuerpo. Han pasado ya varias horas pero todavía tengo grabada en la retina la imagen de esa loca desquiciada, con los ojos abiertos hasta los topes, los mofletes pecosos llenos de la sangre que le saltaba a la cara al darme, hinchada de la adrenalina y el placer que le producía golpearme y gritándome que cómo coño la había hecho  desvirgarse con el fémur de su tío abuelo. Maldita sea. Hace tres meses comenzó la identificación de cadáveres de la fosa común de la Guerra Civil que estuvimos excavando hace cuatro veranos, sacamos  98 cuerpos de fusilados entre diciembre de 1936 y marzo de 1944, cuando se produjo el último fusilamiento, según nos informaban los archivos… ahora se están recabando muestras de ADN a todos los descendientes que quieren identificar a sus familiares. Me cago en dios. Tuvo que ser la maldita Unidad Estratigráfica 143 la que contuviera los restos del tío abuelo de la gorda.
Ahora, en estos momentos cercanos a la muerte, solo puedo esperar a que me llegue la hora. Y es gracioso; casi estoy de acuerdo con los asquerosos fascistas del gobierno y de la oposición que tanto se opusieron a la excavación de fosas comunes.

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