“-En la segunda estantería hay cajas que contienen restos de la Unidad Estratigráfica 250. Ahí debe estar lo que buscas…
Me dirigí a ella, saqué la caja llena de mierda (cómo se
nota que los arqueólogos tenemos un presupuesto de risa) y la abrí. Correspondía
a los restos óseos de un individuo hallados
en una tumba de época romana, siglo II, momento en el que ya era frecuente el
ritual de inhumación…
-Has tenido suerte, es un cadáver que se conserva bastante…tienes
para escoger…
Ella se acercó y con esa cara de guarra acentuada por los
ojos saltones que tiene eligió una tibia. Sonrió y me dijo:
-métemelo por donde prefieras. Te dejo elegir.
Así transcurrió la mañana hasta que tenía todos los agujeros
del cuerpo cubiertos… el coño, el culo, la boca, los dos orificios de la nariz
y las orejas. Le iba sacando un hueso u otro para meterle mi polla dura, estaba
cachondo por ver tanta degeneración en un lugar amado para mí, como es un
laboratorio de arqueología…. La cogí en brazos para ponerla encima de la mesa
tirando todas las muestras de mandíbulas que habíamos sacado de la excavación
del verano pasado y la ponía boca arriba para follarle el coño, mientras que le
metía y sacaba la tibia por el culo… después boca abajo, para follármela por el
culo y restregarle el hueso por el clítoris…”
Son los recuerdos de tiempos anteriores que me venían a la
cabeza mientras que daba la clase de Arqueología III a los putos alumnos de
tercer curso. ¿Qué nuevas generaciones son estas? La mayoría de mujeres de la
clase son gordas, con el pelo grasiento, con papada, se sientan todas juntas y
entre clase y clase se leen los malditos libros de arqueología que recomiendo…
y lo que más me indigna es esa cara que tienen de no haber follao en su vida…
No sé lo que es pero hay algo que idiotiza cada vez más a los universitarios.
Miré el reloj, era la hora y salí de clase sin acabar la frase todavía con los
recuerdos en la cabeza… Fui a ver si tenía su número. Lo tenía. ¿La llamo? ¿Será
el mismo?
La llamé, le dije que era yo y que si quería sentir todo lo
duro que pudiera meterle dentro del cuerpo. Se partió el culo y me dijo que por
supuesto...
A las tres horas y media la esperaba en el laboratorio.
Llamó a la puerta, la dejé pasar, y enseguida empecé a estrujarle las tetas y
acariciarle el coño para ponerla cachonda. Esta vez conseguí meterle una tibia
y un húmero por el coño. Chillaba de placer.
-¡¡¡Cállate me cago en dios que nos van a oír!!!
· · ·
Ahora me parto el culo recordando esas gilipolleces. Me
encuentro en la clase de prácticas 2.15, con el grupo B de Arqueología III, que
curiosamente son todas esas gorditas vírgenes de pelo grasiento. Bendito plan
Bolonia. Nunca pensé que la gilipollez de dividir los grupos para hacer
“prácticas” en clase me beneficiaría tanto. Las cajas correspondientes a las
Unidades Estratigráficas 143 y 167, procedentes de la excavación de este
verano, están esturreadas por el suelo, manchadas de sangre y de flujo… (a ver
cómo coño limpio esto… si llego a saber que iban a sangrar tanto las desvirgo
antes… aunque no sería lo mismo…) una está encima de la mesa, con la espalda
apoyada y las piernas en el aire, dejando su coño lleno de michelines a la
vista, mientras que otra le mete la punta del fémur. Sus tetas flácidas se
mueven conforme el hueso entra y sale, y la gorda está flipando de gusto. Me
está encantando verla sangrar de esa manera, ver cómo el revienta el himen con
el hueso polvoriento y asqueroso de ese individuo de la caja de la Unidad
Estratigráfica 143. Me encantaba la sangre pero nunca pensé que ver sangrar a
esa gorda de mierda mientras me follo a la tercera de las gordas que también
sangra me pondría tan cachondo.
-Y yo?
Decía la cuarta de las gordas.
-Tú mastúrbate…tócate el coño y acaríciate las tetas
mientras ves disfrutar y sufrir a estas empollonas de mierda. Y ve abriéndole
el culo a tu compañera con las falanges que hay encima de la mesa porque de
aquí a poco le voy a penetrar con la polla llena de sangre del coño de esta
guarra… Métele todas las que puedas.
Al final iba a ser bueno que tuvieran cara de no haber
follado en su vida…
En ese momento entró una de las conserjes de la segunda
planta porque el vedel de la primera la había mandado a comprobar los aparatos
de aire acondicionado de las clases 2.15 y 2.17. Podéis imaginaros la cara de
gilipollas que se le quedó. A mí no. Yo ya sabía que eso ocurriría de un
momento a otro, al fin y al cabo llevaba demasiados años con la costumbre de
meterle huesos de las excavaciones del verano por el cuerpo a las alumnas de
cada curso… aunque no había llegado nunca a hacerlo con cuatro a la vez en
horario de prácticas en la propia universidad y con la clase abierta a las diez de la mañana. Decidieron no
divulgar nada para no manchar la imagen de la Universidad (siendo como son los
medios, a saber qué dirían…no se puede fiar uno de ná) pero a mí me echaron y
no pude seguir ejerciendo mis labores de docente, de investigador ni de
arqueólogo. Fue un silencio absoluto.
· · ·
Dos años después, yazco en el suelo, con el cuerpo
totalmente inmóvil por la paliza que una de las gordas me acaba de meter con un
bate de beisbol. La cabrona con la cara de empollona que tenía es una
psicópata, se ha enterado de donde vivo y ha aguardado en mi jardín para
esperar a que yo llegara, colarse en mi casa y meterme una paliza hasta dejarme
sin poder mover un solo músculo de mi cuerpo. Han pasado ya varias horas pero
todavía tengo grabada en la retina la imagen de esa loca desquiciada, con los
ojos abiertos hasta los topes, los mofletes pecosos llenos de la sangre que le
saltaba a la cara al darme, hinchada de la adrenalina y el placer que le
producía golpearme y gritándome que cómo coño la había hecho desvirgarse con el fémur de su tío abuelo.
Maldita sea. Hace tres meses comenzó la identificación de cadáveres de la fosa
común de la Guerra Civil que estuvimos excavando hace cuatro veranos,
sacamos 98 cuerpos de fusilados entre
diciembre de 1936 y marzo de 1944, cuando se produjo el último fusilamiento,
según nos informaban los archivos… ahora se están recabando muestras de ADN a
todos los descendientes que quieren identificar a sus familiares. Me cago en
dios. Tuvo que ser la maldita Unidad Estratigráfica 143 la que contuviera los
restos del tío abuelo de la gorda.
Ahora, en estos momentos cercanos a la muerte, solo puedo
esperar a que me llegue la hora. Y es gracioso; casi estoy de acuerdo con los asquerosos
fascistas del gobierno y de la oposición que tanto se opusieron a la excavación
de fosas comunes.
No hay comentarios:
Publicar un comentario